lunes, 23 de diciembre de 2013

Tomara


Madrugón, coche de camino al trabajo, carretera, radio, canción que habías escuchado millones de veces, pero esta vez, con más atención. La verdad es que este disco es uno de los mejores regalos que nunca me hicieron. Lo escuchaba en bucle en el instituto y en la universidad. Fíjate que me sigue sorprendiendo cada canción. Con la resaca de la lotería, ya que no me ha tocado ni una piedra, os dejo el siguiente mensaje: la cosa más divina que hay en el mundo es vivir cada segundo como nunca más...

Tomara
Que você volte depressa
Que você não se despeça
Nunca mais do meu carinho
E chore, se arrependa
E pense muito
Que é melhor se sofrer junto
Que viver feliz sozinho

Tomara
Que a tristeza te convença
Que a saudade não compensa
E que a ausência não dá paz
E o verdadeiro amor de quem se ama
Tece a mesma antiga trama
Que não se desfaz

E a coisa mais divina
Que há no mundo
É viver cada segundo
Como nunca mais

domingo, 30 de diciembre de 2012

Poemas a media noche


 
Prodigando sonrisas
que aplausos demandaban,
apareció en la escena, alta la frente,
soberbia la mirada,
y sin ver ni pensar más que en sí misma,
entre la turba aduladora y mansa
que la aclamaba sol del universo,
como noche de horror pudo aclamarla,
pasó a mi lado y arrollarme quiso
con su triunfal carroza de oro y nácar.
Yo me aparté, y fijando mis pupilas
en las suyas airadas:
—¡Es la inmodestia! —al conocerla dije,
y sin enojo la volví la espalda.
Mas tú cree y espera, ¡alma dichosa!,
que al cabo ese es el sino
feliz de los que elige el desengaño
para llevar la palma del martirio.

Rosalía de Castro

martes, 27 de diciembre de 2011

¿Qué me inspira esta foto?


Voy a pintar mi casa de color melocotón 
Quemaré todas las fotos en la hoguera de San Juan
Colgaré una hamaca en la terraza 
Pondré un mapamundi gigante 
Y marcaré los países con chinchetas
Pintaré un cuadro gigante para la pared 
O mejor pintaré directamente el cuando sobre el gotelé 
Compraré una pecera
Tiraré a la basura el reloj
Y nunca usaré el despertador 
Tendré una chimenea para asar castañas 
Tendré una caja de herramientas 
Y un botiquín caducado
Arreglaré el viejo tocadiscos del salón 
Me cansaré de tener un pez encerrado y regalaré la pecera 
Guardaré la ropa de invierno 
En la cocina pondré un mueble rústico con los platos a la vista
Y tendré una bañera para hacer baños de espuma 
Y un dosel en la habitación 
Con un colchón king size 
Para dormir, soñar, jugar, reír, comer, amar...

PD: Es lo que tiene haber crecido en un barrio chungo. Soy una paya que si doy mi palabra, la cumplo. Tarde y mal, pero la cumplo.

sábado, 29 de enero de 2011

I want to go to the circus


When I was 12 years old, my father took me to the circus, the greatest show on earth.
There were clowns and elephants and dancing bears
And a beautiful lady in pink tights flew high above our heads.
And as I sat there watching the marvelous spectacle
I had the feeling that something was missing.
I don't know what, but when it was over,
I said to myself, "Is that all there is to a circus?"

Is that all there is, is that all there is
If that's all there is my friends, then let's keep dancing
Let's break out the booze and have a ball
If that's all there is

Then I fell in love, with the most wonderful boy in the world.
We would take long walks by the river or just sit for hours gazing into each other's eyes.
We were so very much in love.
Then one day, he went away. And I thought I'd die
but I didn't.
And when I didn't I said to myself, "Is that all there is to love?"

Is that all there is, is that all there is
If that's all there is my friends, then let's keep dancing

I know what you must be saying to yourselves.
If that's the way she feels about it why doesn't she just end it all?
Oh, no. Not me. I'm in no hurry for that final disappointment.
For I know just as well as I'm standing here talking to you,
when that final moment comes and I'm breathing my lst breath, I'll be saying to myself,

Is that all there is, is that all there is
If that's all there is my friends, then let's keep dancing
Let's break out the booze and have a ball
If that's all there is

jueves, 27 de enero de 2011

Una noche en el calabozo


La oscuridad, esa oscuridad que no te deja ver nada y que a medida que pasa el tiempo se transforma en claridad y vas viendo siluetas. El hambre, tanta que parece que tus tripas se retuercen y llega un momento en que desaparece. La sed, te agobia y te estruja la garganta. El frío, grandes temblores a pesar de las mantas. El silencio, tan ensordecedor que no oyes nada, sólo el vacío y tus respiración profunda. La mente, que nunca para con sus pensamientos, lo más doloroso del mundo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ni pianista ni modelo


Cuando era pequeña me lo creía todo, creía que se podía volar, creía que el Ratón Pérez coleccionaba dientes, creía que las nubes tenían sabor de algodón de azúcar, y hasta creía que si cerrabas la puerta 3 veces te aparecía en el espejo la cara del diablo. Pero el día que me contaron que Adán y Eva no existieron realmente, que era todo una metáfora, o sea, un cuento para explicarnos el pecado original, se me cayó el mundo encima.

Muchas veces me decían "tienes dedos de pianista". Y yo entonces me miraba las manos, quería tocar el piano, soñaba con eso. Recuerdo el piano de casa de Nuria y a su hermano tocándolo. Como me encapriché mucho mis padres me regalaron un piano, pero de juguete, el piano Casio de los Teleñecos de color amarillo. Con eso me conformé, fuí muy feliz con ese piano porque ponía el modo auto, sonaba solo, y yo hacía creer a la gente que lo tocaba yo. Una farsa en toda regla, pero le tengo tanto cariño a ese piano que nunca lo tiré.

A medida que iba creciendo, y os puedo asegurar que crecía más rápido de lo normal, todo el mundo me decía, "con lo alta eres, seguro que de mayor serás modelo". Entonces yo me miraba los pies, las piernas y el cuerpo entero delante del espejo y me ponía los zapatos y la ropa de mi madre, por supuesto me pinturreaba también malamente y comenzaba mi desfile por la habitación.
Sin embargo mi ropa siempre me quedaba corta y cada día me ponían una capa nueva de rodilleras de estas ovaladas de colores, que incluso se podían aprovechar recortando por la mitad, porque destrozaba el chandal jugando a matar.

-Mamá, quiero unos zapatos de charol. -No puede ser, no te duran nada. -Pero si es la ilusión de mi vida, todas las niñas los tienen y te prometo que los cuidaré mucho, que no me los pondré para jugar a matar, sólo los domingos. -Mira nenita, tú creces tan rápido que sólo vas a poder llevarlos dos o tres veces, y no merece la pena, con ese dinero te compro dos zapatillas y un chandal ¿lo comprendes?. Nunca contesté porque nunca lo comprendí. Así quedó la cosa, me quedé sin zapatos de charol y punto. Y aún me dura el sofoco, no te creas.

Puede parecros una tontería, pero esto se convirtió en un complejo, complejo de alta. El único partido que finalmente le saqué a mi estatura fué entrar en el mundo del basket. Desde el colegio me "ficharon" en el equipo del cole. Íbamos todos los sábados a jugar partidos y entre semana entrenábamos muchísimo pero nada profesional. Jugábamos por diversión porque eramos muy malas y muy gamberras, sobre todo Laia era la más bullera y siempre acabábamos pegándonos por su culpa con las pijas de otros colegios. Al ser la más alta siempre jugaba de pivot, al ser zurda entraba por la izquierda con mucha fuerza y normalmente metía muchas canastas. Teníamos la equipación, mejor dicho, un peto de tela de saco de pan de color azul clarito, que era muy ridículo.

Al entrar al instituto, me apunté a las pruebas para el equipo femenino y me cogieron por alta, porque muy buena no era, pero allí lo aprendí todo. El entrenador era un retaco y muy chuloplayas, se pensaba que entrenaba a los Lakers y su disciplina era de la NBA. Ganábamos bastantes partidos y llegamos a las finales. En un partido fallé un triple y me lo hizo pagar con sangre. Lo llegué a odiar, me castigó en el entrenamiento y me tuvo una hora dando saltos a la canasta, sin parar. Una hora enterita en la que me quise morir. Y ahí se terminó todo. Me lo encontré hace poco y lo vi exactamente igual, enano, sobervio y fanfarrón pero él creo que no me reconoció, porque yo sí he cambiado bastante, por suerte para mejor.

No he sido pianista, ni modelo, ni jugadora de baloncesto. ¡Mi gozo en un pozo! Siempre he saltado mucho, muy alto y lo seguiré haciendo. No me da miedo el ridículo, no me da miedo nada. Si hace falta me pondré de pintillas o volveré atrás para coger carrerilla o me impulsaré con una palanca de las que mueven el mundo, pero ahora tengo claro que saltaré hasta la luna y me la comeré a bocados. 

viernes, 3 de diciembre de 2010

La ruleta


La ruleta gira sin parar, gira hasta que la bola se vuelve majareta, se marea, sigue girando, rebota, hasta que finalmente cae redonda. Y seguramente piensa que ahí termina su función, pero esta vez se equivoca. Al abrir los ojos lentamente descubre que no sólo existe el rojo y el negro, hay mucho más. Colores tan extraños como el azul de Prusia, el violeta de cobalto o el siena tostado son un ejemplo de las combinaciones imposibles que se pueden conseguir con un pincel. La única herramienta que le falta para dar un giro de 180 grados es el valor. ¿Tú tienes valor?